RESEÑA LIJ- Violeta Boboc
Kafka y la muñeca viajera,
Jordi Sierra y Fabra
Madrid,
Siruela, 2006
Colección
Las tres edades
Ilustración:
Pep Montserrat
El
libro se inspira en un hecho real de la vida del escritor checo: mientras
paseaba por el parque Steglitz de Berlín es conmocionado por el llanto de una
niña que había perdido su muñeca. Para aliviar o alejar aquella suprema tristeza, el escritor le dice a la niña que su muñeca
de hecho viaja, y más aun, que le ha enviado una carta y él se la va a entregar
dado que es un…cartero de muñecas . Así
comienza “la transgresión”[1],
como el mismo autor lo dice, la invención de las cartas que Brígida la muñeca
escribe a su dueña Elsi.
Aunque
hay muchos elementos sacados de la biografía de Kafka (el parque que existe hoy
día, la ultima novia con la que vivía, Dora Dymant, su amigo Max Brod, las referencias
a su obra y a su enfermedad), Jordi
Sierra y Fabra nos sumerge en la fantasía
desde el principio: la dedicatoria es “Para Franz, del escarabajo que un día
despertó convertido en niño”. [2]
Es un guiño a los lectores, una invitación a creer que el autor de La Metemorfosis
se puede convertir en un cartero de muñecas a pesar de haber escrito obras tan
sombrías.
Los
títulos de las cuatro grandes partes son significativos: Primer sueño…Segunda
fantasía…, Tercera ilusión…, Cuarta sonrisa…. El balanceo entre fantasía y
realidad continúa en todos los capítulos que son tantos como letras del
alfabeto, un alfabeto para las tres edades. Porque, ¿para quién se ha escrito
el libro? ¿para el aniversario de Kafka, para niñas que tienen “ justo esa edad
indefinible en la que siguen siendo lo que son aun estando en el umbral del
siguiente paso”[3] o
para padres que quieren proteger?
La
sensibilidad está a flor de piel en este libro, yo diría que el lado paternal
del autor es evidente: los mensajes- guías son como las piedrecitas blancas de Hansel y Gretel (aunque a veces suenan a
algo publicitario como lo de salvando a un niño salvas al mundo). En
cuanto al estilo, el autor busca, lo mismo que Kafka, palabras sencillas
y comprensibles, encadenadas en una “larga trenza de emociones y sentimientos”[4].
El libro es un homenaje a la escritura, a su valor terapéutico. El autor es “un
alquimista de palabras y emociones”.
En
fin, el libro termina con el Corolario,
un retorno a la realidad, y sobre todo con el agradecimiento a César Aira, que
es “el culpable” de que el libro se gestara[5].
Kafka y la muñeca viajera fue elegido
como uno de los diez mejores libros de la primera década del siglo XXI, en la
categoría infantil y juvenil, por el periódico El País.
. El escritor barcelonés ganó con esta
obra el año 2006 el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil,
concedido por el Ministerio de Cultura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario